Para ello vigilar la velocidad de crecimiento, mediante visitas pediátricas semestrales o al menos anuales, es fundamental. Un correcto diagnóstico y tratamiento, precisa del adecuado control en la consulta de un pediatra, desde los primeros años de vida. Aquellos niños con factores de riesgo como son: la prematuridad, haber padecido hipoglucemia, hiperbilirrubinemia, o hipoxia perinatal en los primeros momentos de su vida, son la población que necesita de un mejor seguimiento en su crecimiento longitudinal. Es muy importante informar bien a los padres en esta área pues la gran mayoría de niños con baja talla, son a su vez niños sanos. Por consiguiente, la adecuada información y el adecuado diagnóstico, son fundamentales para evitar falsas expectativas terapéuticas.